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¿Comida de Pobres?


En México existe un gran problema de obesidad. Nos jactamos de nunca ganar en nada, pero en éste aspecto al parecer hemos triunfado a nivel mundial con el primer vergonzoso lugar en obesidad infantil.

La obesidad es una enfermedad que debiera considerarse una pandemia aún más peligrosa que la que estamos viviendo y que impera en todos los estratos sociales, salta a la duda de cómo puede existir en el estrato social más bajo, que se supone no tiene recursos para comer. Parte de ello quizá se deba a la errada administración del dinero y el estilo de vida en general, nos enfocaremos específicamente al de la alimentación.

¿Cómo es la alimentación de los estratos bajos urbanos y rurales? ¿Habrá alguna marcada diferencia?

Quisiera decir que sí, sin embargo a la mayoría de las tiendas, aún de los más recónditos lugares ha llegado la mal llamada "modernidad" con los productos ultraprocesados del momento.

Incluso se han hecho innumerables estudios de las poblaciones actuales comparándolas con las de los antepasados y se han encontrado problemas de salud similares a los de las grandes ciudades, ya nadie se escapa -dicen-.

Quizá se elige este tipo de alimentación por varios motivos, por ser una opción rápida y fácil que es lo que se busca actualmente, pues se considera que ya no se tiene tiempo para nada. Las cabezas del hogar (padre y madre) pasan largas jornadas trabajando, en muchas ocasiones más de las 8 horas estipuladas de acuerdo a las leyes, dizque para dar una mejor calidad de vida a los hijos. Todo eso repercute en la falta de atención al área de la planeación y preparación de los alimentos, algo que sí es realmente de vital importancia.

En múltiples ocasiones se culpa a la ignorancia, ¡ah pero cuando se llega a tener algún consejo de alimentación saludable, por ser algo considerado insípido irónicamente lo echan por la borda! Les suena trillado que les digan que no hay que tomar bebidas embotelladas, ni productos con sellos que precisamente son todos los que se encuentran en las tiendas. Así cómo moderar el consumo de carnes y embutidos. Tantos y tantos estudios realizados prueban el daño que éstos nos provocan. Incluso la misma organización mundial de la salud hace algunos años publicó un estudio al respecto, provocando gran revuelo entre las industrias a las que les concernía y las personas a las que tampoco les gustaba la idea de suprimir estas carnes ultraprocesadas de su dieta y sin embargo hoy en día se les sigue promoviendo y consumiendo. Desde las más pequeñas edades se les ofrece en desayunos comidas o cenas, haciendo exactamente lo contrario de las recomendaciones que dan los expertos. En lo personal cuando doy conferencias les digo a los padres que cada día en el lunch estamos ofreciendo una torta o sandwich de cáncer a nuestros hijos y echamos la culpa a la practicidad, la mala economía, la falta de tiempo, y precisamente de éste último, me gustaría hacer alusión a la siguiente frase: " Quien no tenga tiempo para cuidar su salud, en algún momento lo tendrá para cuidar de su enfermedad"...

Estamos en la eterna búsqueda de la salud, haciendo todo lo contrario a ella, esperando resultados óptimos, ¡Qué ironía!

En México existe un tipo de cocina denominado "de recolección" regularmente se realiza en el temporal, que es cuando caen las lluvias o posteriormente. Se recolecta lo que el campo provee, aquí entra la "dieta de la milpa" que es ancestral y ha ayudado a alimentar a familias completas por lo regular de entornos rurales. Incluye alimentos como el maíz, frijol, calabaza, variedad de quelites y algunos insectos.

En la urbanidad generalmente a esa dieta se le considera "de pobres" considerándola baja en nutrimentos. Si tan sólo aceptamos que la gran mayoría de alimentos naturales pueden proveer lo necesario sin ser precisamente de un elevado costo, que la manera de obtener los nutrientes es más sencilla de lo que nos han hecho creer, sin necesidad de hacer caso al bombardeo publicitario en el que nos ofrecen mejores opciones.

Por ello se ha levantado un movimiento compuesto por permacultores, agrónomos, aficionados, entre otros grupos, llamado "resistencia alimentaria" en el que se siembra y se cosecha para no depender del sistema. Sé que esto puede sonar como una opción no viable en las grandes ciudades, donde se considera nulo el espacio para realizarlo, así como el tiempo y disposición, es todo un caso, pues al abordarlo surgen argumentos de todo tipo, a favor y en contra.

Un alimento tan sencillo como los quelites, que muchos consideran una hierba sin ningún valor, cuenta con grandes propiedades nutricionales e incluso medicinales, es un alimento que ayuda a reducir los niveles de glucosa en sangre. Las leguminosas también juegan un papel importante en este tema, se las ha hecho a un lado subvalorándolas, comparándolas con los alimentos de los spots publicitarios, a los que yo denominé "superfoods ultra procesados". Spots que hacen con todo un estudio completo de mercado, lanzándolos a horas estratégicas de acuerdo al mercado que deseen llegar, penetrando sigilosamente en multitudes de mentes haciéndoles creer que el consumirlos los hará felices, superiores, exitosos, importantes, saludables y un sin fin de atributos más.

Me pregunto entonces ¿Cómo podrían los alimentos saludables sencillos "ganar" en esta competencia tan desleal? En la que ellos no son promovidos, exaltados, ni alabados como lo hacen con los otros, con los que " sí dejan grandes ganancias" a costa de la salud de la población. Esos alimentos que muy pocas voces exaltan y a la vez esas voces son acalladas por el escandaloso estruendo de los medios.

El ejemplo más sencillo de esto que digo son los cereales. En una escuela donde di una clase masiva para los alumnos acerca de la alimentación saludable, pregunté que cuáles cereales conocían. Ya me esperaba una respuesta así. Desgraciadamente respondieron los nombres de cereales de caja, que eran los que por experiencia propia conocían.

En algún momento a alguien se le ocurrió refinar los cereales quitándoles la cascarilla y con ello convirtiéndolos en alimentos de escaso valor nutritivo, al que debieron ahora enriquecer -como las empresas mismas lo denominaron- añadiendo vitaminas, minerales, azúcares, conservadores y un largo etcétera para hacerlo atractivo al principal público consumidor que en ese caso eran los niños. Verdad que todo parece una ironía.


Afortunadamente hoy en día comenzamos a volver a los orígenes, a los que habíamos renunciado por mantener un supuesto estatus a un elevado costo: ¡Nuestra salud!


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