Reseña Librogramer, Patricia Highsmith
- Andrés Gómez Quevedo
- 27 abr 2022
- 3 Min. de lectura
«Las niñas nacen mujeres (...) Los niños no nacen hombres. Tienen que aprender a serlo. Pero las niñas ya tienen carácter de mujer».
Siete cuentos misóginos de Patricia Highsmith, de la colección Alianza cien, reúne estos pequeños relatos que fueron extraídos de una colección más amplia y que, como bien advierte el título, hablan del desprecio hacia la figura femenina, pero también del odio que siente la mujer, precisamente como un rasgo a destacar para hacer énfasis en la misoginia que caracteriza a las sociedades patriarcales, sin que esto convierta al libro en panfleto feminista ni documento parecido, al contrario, las narraciones aquí contenidas son más bien suspensos de corte noir, y proyecciones del pensamiento de la autora, una mujer que prefería las distancias sociales para evitarse decepciones e impulsos como los narrados aquí. Cada cuento está titulado según un tipo de mujer, esta "tipificación" casi burlesca es parte del discurso general que envuelve al libro, y es que, todas las mujeres protagonistas de estas historias, encarnan los sentimiento encontrados como serpientes en la cabeza de Medusa, cabeza que, dicho sea de paso, fue cortada también por un hombre, Perseo. Y de piedra, como si hubiéramos mirado a Medusa, nos quedamos los que leemos estas narraciones breves, tajantes y sin edulcoraciones sentimentales, irreverentes y a la vez, escritas con una elegancia y un estilo que parece contenido, pero no, es simplemente la forma lenta con la que Highsmith nos arrastra hacia los lados más psicópatas de la "gente normal".
El primer cuento La bailarina, habla del egoísmo desmedido de los hombres para con las mujeres, y cómo la cosificación de la mujer, al ser tenida como objeto de deseo más que ser humano, puede llevar a un sentido de posesión enfermiza con peores resultados, porque ella no puede aprovecharse ni salirse con la suya, aunque ya lo haya hecho.
En La prostituta autorizada o la esposa, Highsmith lleva el "crimen social" que es el encasillamiento de la mujer en el rol de esposa y ama de casa al crimen real, como una representación de la desesperación y la impotencia, pero también de la crueldad que esos sentimientos pueden crear, en una especie de Cornudo y apaleado del Decamerón, pero sin humor, y más enfocado en el daño que en la traición amorosa. También apunta al hecho de que una mujer viuda sigue siendo la esposa de un muerto, y lleva el apellido de ese hombre como un escudo protector ante el veneno de la sociedad.
Con La paridora se lleva a la hipérbole la obsesión por la maternidad y la idea cristiana del matrimonio como medio para procrear.
La perfecta señorita es un cuento negro que coquetea con la fábula, me hace recordar algo que decía mi madre a menudo: «Las calladitas y tranquilitas son las peores. Confío más en las extrovertidas que hacen ruido, hablan mucho, bailan y son sociables. Las buenas y perfectas suelen ser todo lo contrario». El final del cuento lo corona de ironía: «(...) Hay una divinidad que protege a las perfectas señoritas...», la divinidad de las máscaras, diría yo. Otro cuento negro y lleno de crímenes en muy pocas palabras. Maravilla.
La ñoña representa el cambio de sociedad que se experimentó de los cincuenta a los sesenta con la revolución sexual y sus libertades, en contraposición con los que decidieron mantener posturas anticuadas. La protagonista es una mujer que al igual que su marido llegó virgen al altar y se vanaglorian de ello. Cuando sus tres hijas "se abren" al mundo, las vidas de sus padres colapsan, y una cortina de ridiculez cubre a todo lo racionado con esa puritana y ese puritano que prefirieron ser rectos antes que humanos. Pone en tela de juicio el conservadurismo, lo pinta de cruel y de antónimo de familiar.
La víctima es la típica fábula sobre la persona que no aprende de sus errores, con un trasfondo de crítica, pues Cathy, la protagonista, es violada varias veces por ser una adolescente a la que le gusta vestir con ropas que son de mujeres mayores que ella, los hombres se sienten provocados y... Ya saben, la culpa es de ella por vestir así —la canción de "El violador eres tú"—. La actualidad de este cuento es aterradora.
La perfeccionista habla sobre cómo buscar la perfección en todo conduce a trastornos obsesivos compulsivos, porque vivimos en un mundo caótico y los humanos somos de naturaleza defectuosa, algo que Margot, la atribulada perfeccionista de este cuento, no parece comprender, por eso sufre y se limita. Es también una crítica a la mujer ama de casa empedernida que busca en el perfeccionismo filtrar sus frustraciones de otras índoles.
El libro se lee en una sentada pero se te queda sentado en la cabeza por buen tiempo.
Le doy: ⭐⭐⭐⭐⭐
🎧: «You don't own me» de Lesley Gore
Comments