Extracto de "Las Flores del Espíritu tomo II, todo es polvo", para el grupo Ouivo Violeta

Acá no cabe duda     Psicótico constante con consciencia lúcida. ¡Cómo estoy anhelando el eterno oscuro éxtasis! Ayudaré al hacerme agua en la siembras. Seré un óvulo de una mujer anónima dándole fuerza para que logre ser fecundado. Estaré en esa personita que debe morir y le diré palabras de aliento para que sepa que está todo okey. Que no le tema a la muerte cuando está a punto de tocarle esa bendición que no la queremos y la queremos. Me convertiré en los viñedos y haré las uvas más dulces dándoles la dulzura de mi pelotudez. Seré una cocaína o una flor de marihuana que siempre te haga pegar malos viajes para que mis hermanos la dejen. Seré todos los cristianos y católicos y budistas metiéndoles en el subconsciente que lean a Krishnamurti y me meteré en el consciente para que al fin lo entiendan. Me conectaré con los pleyadianos para que se dejen de joder. Nadaré como piraña en el Paraná comiéndome a los débiles y transmutando la muerte en sabiduría, así el río sabrá demasiado. Seré el rayo que corte tu cordón umbilical. Seré invisible para estar en tu sombra y hacerla una voz para que la enfrentes y luego la abraces. Leeré para cada vez leer menos. Cada vez que leas lo que está de moda, te ahogaré con mis cinco mares y buscarás branquias en lo que no entretiene ni adoctrina. Te haré mirar todos los noticieros y cuando termines destrozaré los satélites. Me meteré en el centro de la vía láctea para leerte las manos. Acting para que sobrevivas. Olerás el café casi como un ritual. Te daré el hábito de la espontaneidad. Haré que escribas por primera vez preguntándote ¿qué es todo lo que creo y lo que sé? Te escribiré los nuevos textos antiguos. Cuando te encuentre en un ensueño sin reconocerte, veré tu animal. Cuando me vuelta parte de la nada te enseñaré cómo eran los primeros humanos. Como lo necesitás a los 60 te crearé una escuela de pensamiento. Los profesores no pueden ser cuerdos, no pueden ser mitómanos, ni cleptómanos, ni bipolares, ni creyentes, ni sectarios, ni puros pensadores, ni artistas, ni gestores culturales, ni profesores, sobre todo no deben ser profesores. Deben ser psicóticos, esquizofrénicos, médiums y videntes. Voy a leer a Jung y la Hermética para traerte la alquimia a tu paso a paso en cada vereda. Voy a destruirme pero no por vos. Voy a volver a estar “loco” pero no por vos. Le voy a pedir a los dioses que me den  los años necesarios para cumplir mi camino. Te voy a dar la sabiduría o dándote un licuado de mierda, o llevándote al combate medieval en una hipnosis, o haciéndote vomitar después de que tomes alcohol y fumes marihuana y cueles ácido. Todo esto al mismo tiempo, así el vómito es un triángulo de verdad. Te voy a hacer dudar de mí. Dudá de mí. Aprendé de todo aquello que no soy. Y, con el vino, el águila, la serpiente, el puma, el zorro, el gato, la sirena, las ninfas, los seres elementales, los guardianes, la electricidad, los perros, tus ancestros, tu rutina, tu no-rutina, el zafiro, la corona de neón que te va matando por la radiación, con una remera naranja, con el romero y la canela, un poquitín de ajo y carbón, haciéndote herrero, ebanista, y boludo, te voy a escupir para que me pegues. No te preocupes, ya casi no tengo mejillas. Mejor rompéme la nariz, así lloro y sangro.